Cayetana

Cayetana

sábado, 5 de enero de 2013

SIMPLEMENTE

De un instante a otro, ese bebé que hasta hace un momento era parte de nuestro cuerpo, se abre paso al mundo. Hace apenas unas horas, todo su cuerpito estaba en contacto con un líquido tibio, en medio de suaves movimientos y sonidos ancestrales. Cuando nace todo le resulta extraño y desconocido, por lo que intentará reencontrar aquellas sensaciones reconfortantes: contacto, movimiento y alimento permanente. Cuando nuestro bebé llora, intenta recordarnos que necesita nuestro pecho, para llenarse de nosotras; que ama nuestros brazos, que lo mecen como alas de ángeles; y que en nuestros ojos pueden verse a ellos mismos como si fueran espejos del alma. Así de simple. 

Lic. Paula Napolitano.


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