El vínculo inmediato madre-hijo contribuye de forma muy positiva en su futuro desarrollo
Pocas imágenes revelan mejor el concepto de maternidad que
una madre con su bebé en brazos. Es verdad, puede pensarse, que los
carritos no se inventaron hasta hace bien poco pero lo cierto es que los
bebés y no tan bebés, siempre han ido en brazos, siempre han estado muy pegados a una figura adulta,
al menos durante la primera etapa de la infancia. Puede creerse que, en
primer lugar se hace por razones de movilidad (los bebés no andan),
pero cuando esta causa empieza a desaparecer y dan sus primeros pasitos,
la verdad es que a muchos bebés les sigue gustando ir en brazos y a
muchos papás les sigue gustando llevarlos «aúpa», como se dice
coloquialmente.
Brazos y espaldas cansados aparte, llevar a los bebés en
brazos tiene muchísimas ventajas para ellos…y para nosotros los adultos.
Pero si hay un momento imprescindible en el apego, en ese acercamiento madre-hijo,
ése es el inmediatamente posterior al parto. Se escucha mucho hablar
del apego, de la crianza con apego pero mucha gente no sabe con
exactitud qué es.
Definición
El apego no es ni más ni menos que la conducta instintiva que tenemos los humanos para formar un vínculo de amor,
de protección con nuestra cría. Y no puede esperar. En muchas
maternidades se está volviendo a los orígenes, es decir, a dar el bebé a
la madre justo en el momento en el que sale del útero. Salvo que
existan motivos médicos ineludibles, lo mejor para el bebé es ponerlo
inmediatamente en el pecho de su madre. Ya habrá tiempo para limpiarlo,
pesarlo, medirlo…Es más importante el afecto, el amor, el cariño que
lucir impecablemente limpio. Es importante que las mujeres, antes de dar a luz, se informen de cuáles son sus derechos.
El parto puede ser de dos maneras, natural (vaginal) o
cesárea. En el caso de los naturales (felizmente mayoritarios) el bebé
es puesto encima de la mamá inmediatamente. En la cesárea, por razones
obvias (la madre permanece con la herida abierta), la mamá deberá
esperar entre una media hora y una hora. En este último caso algunos hospitales ponen en práctica el llamado piel con piel,
es decir, el papá pone al bebé desnudito sobre su pecho, también
desnudo y protegidos por una manta en la habitación mientras esperan a
que la mamá vuelva del quirófano. Se ha comprobado que, aunque no sea la
mamá, el bebé recibe este acto de amor de bienvenida como algo
favorable para su cerebro.
Primeros minutos decisivos
En cualquiera de los dos casos y si no hay complicaciones
(que en la inmensa mayoría es como sucede) esos primeros minutos, horas,
son importantísimos y decisivos. Ese sentimiento de apego, tan propio
de los mamíferos y que los expertos han denominado «bonding»,
tiene un poderoso efecto tranquilizador sobre el bebé. El cambio de
entorno, de un útero seguro, tranquilo, sin frío, sin hambre, pasa a un
entorno donde no se siente ya tan a gusto. Sentir una voz que conoce, la de su madre (la
lleva escuchando todo el embarazo) y sentirse abrazado y protegido,
hará que todo sea mucho más fácil en su nueva vida, la que acaba de
comenzar.
El contacto precoz ayuda al proceso temprano de interacción
social, el recién nacido aprende a relacionarse con los demás en su
primera y principal experiencia con el mundo de los estímulos humanos.
Por otro lado, el tacto es el sentido de primera aparición en el
desarrollo embrionario, siendo el primer medio de comunicación que posee
el individuo para relacionarse con el medio ambiente, con todo lo que
está más allá de la piel. Las primeras nociones que tiene el recién nacido son de carácter táctil,
ello hace que el contacto piel a piel entre madre e hijo sea de
extraordinaria importancia para el «apego», el reconocimiento mutuo, el
intercambio afectivo emocional y para el éxito de la lactancia.
Desfavorablemente para muchas madres y para sus bebés, hay gente que opina que es mejor acostumbrar a los bebés desde el principio a dormirse solos en una cuna.
Estas mujeres, generalmente sobrepasadas por el momento hormonal, por
el cansancio, por la emoción, no siempre están lo suficientemente
fuertes para decir que «no» y que lo que ellas desean es tener a su bebé
en brazos el mayor tiempo posible. En algunas maternidades, por
ejemplo, se da como opción que el bebé duerma en el nido desde el primer día con el pretexto,
dicen, de que la mamá descanse. Desde el punto de vista de lograr un
lactancia exitosa, si es que es lo que se decide, constituye una gran
error alejarse del recién nacido. En tener a un recién nacido en brazos
no hay excesos, cuanto más, mejor. Para todo.
Si vas a dar a luz próximamente, ten en cuenta los criterios del hospital, sus prácticas. Si
lo que deseas es tener a tu bebé contigo no te pueden decir que no por
mucho que la norma sea que el bebé vaya al nido. Infórmate de los
derechos que tienes y ten en cuenta una cosa: sólo tú como madre y tu
pareja como padre podéis decidir lo que es mejor para vosotros, sin interferencias, sin que nadie os juzgue (si escogéis llevar al bebé al nido, tampoco nadie debe juzgaros).
Belén Pardo es psicóloga clínica, especializada en
neuropsicología cognitiva. Además es mamá de un niño y autora de un blog
sobre maternidad, http://mamasincomplejos.blogspot.com.es. Le hemos preguntado su criterio al respecto:
«La teoría del vínculo no es algo de ahora, ya en los años
50 Bowlby es claro en este sentido: “el apego es esencial para la salud
mental del bebé y para que tenga una relación íntima, cálida y continua
con su madre”. Posteriormente, otras investigaciones han apoyado la
teoría de Bowlby, llegando todas a la misma conclusión y es que una
crianza basada en el apego unido a un ambiente saludable será determinante en el futuro del niño e incluso en sus oportunidades futuras.
Si hablamos de bebés, el apego seguro favorecerá una adaptación al
mundo saludable, no traumática. No debemos olvidar que los bebés humanos
nacen con un grado de inmadurez importante que les convierte en crías
desvalidas. Por ello se habla incluso de exterogestación (gestación fuera del útero).
Nuestros bebés necesitan crear un vínculo especial con una persona,
preferentemente la madre. El amor y los cuidados contribuirán a que sucerebro se desarrolle óptimamente y
se generen las nuevas conexiones neuronales que les permitirán avanzar,
desarrollarse y crecer. El mejor estímulo es el amor de su madre».
Beneficios
http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20130223/abci-otro-tema-apego-201302221316.html
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