ESCUCHANDO
Hoy me senté con él durante dos horas seguidas. Él lloraba y no paraba de hablar.
Yo solamente escuchaba y asentía con la cabeza. Al final le abracé y,
por un tiempo, simplemente permanecimos en silencio. No le dije una sola
palabra.
Esta noche, justo
después de la cena, se presentó en mi cuarto y me dijo "Gracias. Ni
siquiera recuerdo lo que me dijiste antes, pero me siento como si me
hubieran dado el mejor consejo de mi vida".
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