Según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 60 y un 90% de los escolares tiene caries dental, una de las enfermedades más frecuentes entre la población infantil. Esto se debe a que los niños son uno de los grupos de mayor riesgo, ya que tienden a comer con más frecuencia, ingieren más dulces y además de no ser expertos en el cepillado dental, no están concienciados de la importancia de cepillarse los dientes después de comer
Por esta razón, la labor educativa de los padres es esencial a la hora de prevenir cualquier tipo de dolencia bucal en los más pequeños.
Los padres deben concienciarse de la importancia de cuidar los dientes de los niños, ya sean temporales o definitivos, ya que desempeñan papeles tan básicos como masticar o hablar y afectan a la salud general. Al igual que los padres se involucran activamente en la educación de sus hijos, también deben hacerlo a la hora de enseñarles a cuidar la salud de sus dientes. Sin embargo, esta tarea no es fácil. A continuación te ofrecemos un decálogo con útiles consejos prácticos para ayudaros a motivar y enseñar a vuestros hijos buenos hábitos de higiene:
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Limpieza oral desde el primer día. La higiene de la
boca no se debe limitar solo a cuando hay dientes. Este hábito debe
realizarse previamente; los padres deben limpiar diariamente las encías
del bebé con una gasa húmeda para limpiar la boquita de bacterias.
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Hasta los 6 años, la tarea del cepillado recae en los padres. Tan pronto como salgan los primeros dientes,
hay que empezar a limpiarlos con un cepillo de cerdas suaves y
preferiblemente sin pasta dental para evitar que los niños se traguen el
flúor. A partir de los 3 años, el niño puede participar en el
cepillado, pero siembre bajo la supervisión de un adulto para asegurar
que lo hace correctamente. Desde los 6 años, podrá cepillarse de manera
completamente autónoma para que desarrolle el hábito y la destreza. No
obstante, esta tarea tendrá que ser supervisada posteriormente por los
padres para garantizar que lo hizo bien.
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Enseñarles a cepillarse los dientes. El cepillado
puede resultar complejo para los más pequeños y es frecuente que lo
hagan de modo incorrecto. Para que aprendan a cepillarse bien, sin
dejarse ninguna pieza y sin riesgo de erosionar su esmalte, es
recomendable establecer un orden metódico para que lo recuerden
fácilmente. Los expertos recomiendan que primero se cepillen las muelas
de arriba, después las de abajo y finalmente las piezas delanteras,
siempre con movimientos de abajo hacia arriba. Es importante que los
padres conozcan cuál es la técnica correcta antes de enseñarlo a sus
hijos, porque si el procedimiento no se aprende bien desde el principio,
luego resulta difícil de corregir.
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Los dientes de leche también hay que cuidarlos. Los dientes de leche hay que cuidarlos de la misma forma
que los permanentes ya que cumplen funciones tan importantes como la de
masticar o hablar. Si nuestro hijo presenta caries en un diente
temporal, el riesgo de que el diente permanente infecte otro es mucho
mayor. Por tanto, si tenemos caries en los dientes de leche tendremos
caries en los definitivos.
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Explorar periódicamente la boca. Desde el nacimiento
hasta aproximadamente los 13 años, los padres deben explorar la boca de
sus hijos para detectar la presencia de sarro, flemones o posibles
caries. Esta exploración también servirá para evaluar la erupción dentaria primaria y observar si hay algún defecto en el esmalte, ya que un color extraño de la pieza dental puede indicar alguna dolencia.
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Ser un buen ejemplo. Los niños suelen imitar el
comportamiento de los mayores. Hay que compartir el momento del
cepillado de los dientes con tu hijo para que siga así tu ejemplo.
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Motivación. A los más pequeños les da pereza la
rutina de lavarse los dientes. Además, si los padres son demasiado
estrictos con este hábito pueden cogerle manía. Por eso, se aconseja
convertir este momento en algo “divertido”, acompañándolo con juegos o
canciones para que así les cueste menos. Es importante también
felicitarles cuando hagan un buen trabajo en su cuidado bucodental.
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Limitar el consumo de dulces. No hay que eliminar los dulces de la dieta del niño, lo que debemos hacer es limitar su consumo.
Una buena alternativa es sustituirlos por otros productos más sanos y
limitar su ingesta a un único día de la semana. Además, siempre que coma
un dulce, deberá posteriormente lavarse los dientes.
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Reemplazar su cepillo de dientes. El cepillo de
dientes del niño debe adecuarse a la edad del menor. Los padres también
deben encargarse de cambiarlo cada tres meses.
- La visita al odontólogo. Aunque dependerá del profesional, lo idóneo es que el niño acuda al dentista cuando haya cumplido los dos años o si ya tiene todos los dientes temporales. En ese momento el dentista podrá realizarle una primera exploración del estado de su boca y valorar si la dieta que lleva es correcta, así como la higiene dental. Lo más importante es que el niño acuda sin ninguna patología para que éste no asocie al odontólogo con dolor o miedo.
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