Carta de un hijo

No me des todo lo que te pido. A veces solo lo hago para ver hasta donde puedo llegar.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mi también.

No me des siempre ordenes. Si a veces me pidieras las cosas con amabilidad, yo las haría más rápido y con más gusto.

Cumple siempre tus promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo. Pero también si es un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos. Si me haces aparecer mejor que los demás, alguien va a sufrir. Si me haces aparecer peor, seré yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo, me confundes.- Decide lo que sea y mantén esa decisión. Así me enseñarás a responsabilizarme de mis palabras.

Deja que pueda valerme por mi mismo. Si lo haces todo por mi, yo nunca podre aprender.

No me digas mentiras ni me pidas que las diga por ti. Me haces sentir mal y perder la confianza en lo que dices.

Cuando cometa un error, no me exijas que te diga por que lo hice. A veces, ni yo mismo sé porqué.

Cuando te equivoques en algo, reconócelo y crecerá la opinión que tengo de ti.

Yo aprenderé a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad con que tratas a tus amigos. Me haces sentir respetado.

No me exijas que haga lo que tú no haces.

Cuando te cuente un problema, no me digas: ” Ahora no tengo tiempo de hablar” .- En mi angustia, solo busco comprensión y ayuda.

Y sobre todo, quiéreme y dímelo. A mí me gusta escucharlo, aunque no creas necesario decírmelo.

Esto es algo que puede variar mucho de un niño a otro, aunque ambos tengan el mismo nivel de inteligencia y es bueno tener presente que un niño que escucha mal, presenta problemas en la adquisición del lenguaje. Por lo mismo, es necesario detectar a tiempo cualquier complicación auditiva.

Alrededor de los 2 años, sus frases iniciales estarán constituidas por 2 ó 3 palabras. Y es habitual que con una sola, tienda a referirse a más de un individuo.- Por ej. “papá” puede designar a todos los hombres, o “perro” a todos los animales de cuatro patas.

Cuando cometa un error de pronunciación, no lo corrijas para evitar que se sienta inseguro en este reciente aprendizaje. Simplemente repite la palabra de manera correcta.

Para ayudarle a adquirir una adecuada forma de expresarse, cuando diga “vaso-leche”, le preguntaras ¿quieres un vaso de leche? Asíi veras que su pronunciación va mejorando a medida que repitas sus propias palabras e integrándolas en una frase corta.

Recuerda que las dificultades en la pronunciación más tarde se asociarán a problemas en el aprendizaje de la lectura y la escritura, ya que no podrá discriminar los símbolos de su sonido correspondiente. Si realmente estas interesado en ayudarlo a ser mas autónomo, no tomes como una gracia cuando pronuncie incorrectamente, porque tenderá a repetirlo para ser el centro de la atención.

Noelia muñoz – Psicóloga
El Arca de Tiza